De hecho nada es fácil. Ni siquiera la verdad. Tal como predije el fin de semana es esta vez un montón de horas en las que nada hay que hacer. Llevo todo el día intentando no ahogarme, con la nariz enrogecida y la boca seca. De aquí para allá, buscando algo en lo que entretenerme. Y hasta escribir me resulta pesado. Y des de aquí, lejos de todo, todo parece sueño. Hoy creo que jamas conseguí salir de estas cuatro paredes. Como si la felicidad y el dolor hubieran sido nada. Aunque pensándolo bien, ya no son nada.
A pesar del gran día de primavera, he sido incapaz de sentarme de nuevo en el balancin, escuchando el ruido amortiguado de niños jugando en algún jardín. Dejando mecerme por el viento, sintiendo el tibio sol sobre mi piel blanca. Eso aun me cuesta, después de todo, todo es nada.
Precioso poema, verdad?
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