Los tiempos de reflexión supongo que deberían ser para eso, reflexionar. Aunque en realidad sean más para dejar pasar los días a ver si se solucionan por si solos. Las dudas a menudo tienen voz propia y cuesta no oírlas. Y sin saber muy bien pq tenemos claro lo que no queremos (aunque lo queramos). Confieso que llevo días durmiendo estupendamente, es algo que me gusta, dormir, horas y horas de sueño, todas para mi. Y de todo lo demás, estoy en ello. Analizo la situación una y otra vez, sin parar. El pasado, mi pasado, el lejano y aquel que aun puedo oler. Mi presente, el ahora mismo y el de dentro de unas horas. Y mi futuro, el que soñaba y el que va a ser. Y todo junto, esa mezcla de nostalgia y miedo, forman mi vida. De momento he llegado hasta aquí. Mi intuición, la que nunca escucho, me dice que siga para adelante, que desate amarres y vaya en busca de tormentas (mis tormentas), pero la prudencia habla de un quizás, un nunca se sabe que si se y no quiero ver. Y aun sabiendo que las cosas no funcionan no puedo irme sin más, yo no soy él, no quiero serlo.
Así que aquí estoy, de nuevo ante la disyuntiva del que debo hacer, así pasan mis días, mis años, y de mientras, a pesar de mi fe, no tengo noticias de Dios.
Así que aquí estoy, de nuevo ante la disyuntiva del que debo hacer, así pasan mis días, mis años, y de mientras, a pesar de mi fe, no tengo noticias de Dios.
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