Hay noches en las que nos creemos más solos que otras. Hay noches que el miedo de la soledad acecha de nuevo sin saber muy bien pq. Y al borde de mi piel te encuentro sin poder llegar a ti más allá de los silencios, de la incomodidad por no saber hacer bien las cosas. Nudos atados que no quieren desatarse sino enredarse más aun, atar mis pies a los tuyos, mi cabello a tu barba, mis dedos a tus dedos. Mi vida a la tuya mientras el sueño quiera soñar. A pesar de eso, hay noches en que la palabra no llega y la oscuridad se espesa. Ante la nada soy feliz y no pido más, no quiero más y sin embargo me arrastro por las sabanas sin encontrar.
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