Recuerdas esa sensación? Una tarde de verano cualquiera, tan larga como el mismo verano. Jugando cerca del mar sin importar ni una sola de las preocupaciones del mundo. Una paz inmensa recubierta de FrigoPie, tiñe de dorado la piel infantil. Tan suficiente el aire para ser feliz. Y bajo el agua el silencio, una nada que engulle hasta el pensamiento y flotas. Cada parte de tu cuerpo en suspensión entre millones de gotas de agua, al compás de una danza tan vieja como la vida misma. Baila sin parar el mar a tú alrededor y tu danzas con él. Como un viejo amante acaricia la piel y te transporta a mundos aun por imaginar. Y es en ese mismo instante que el tiempo se detiene, burlándose de ti, de todos. Concediendo la eternidad en un segundo, la luz venciendo a la oscuridad. Y al consumir el poco aire que quedaba, al salir de nuevo a la superficie, el mundo gira de nuevo y todo vuelve a empezar.
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