Frío hielo recorre hoy mis venas. Palabras amargas que se niegan a ser pronunciadas. Verdades que hieren a seres miserables, oscuros. La esperanza desaparece en cada suspiro y la paciencia se agota con el pasar de las horas. Es ese dolor que arrastra y te mata, el que quiere y no deja soñar. Gritos y gritos retumban hoy en el silencio de un mañana por estrenar. Se consume mi carne y en las palmas vacías no quedan caricias. Lagrimas ahogadas en la demencia del sin razón de un corazón roto. Y bajo la oscuridad aun queda la mentira, la fe, como rama espinada queriendo salvar a un naufrago de su tempestad. Decisiones tomadas en copas vacías llenas de nada. Olvido, antídoto, que llega sin avisar en el atardecer de los sueños, apto solo para aquellos que ya vieron demasiado, prohibido servir al azar. Luz que ciegas mis ojos y me hace llorar, cuantas almas te llevas sin razonar y la mía, que aclama tu paz absoluta, no la vienes a buscar.
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